noviembre 22, 2022

Los dolores chiquitos son los que duelen más.

Un platito lleno, sin tocar.

Un juguete solo en un rincón del cuarto.

Un cascabel en silencio.

Diminutos lugares vacíos: el huequito de la estufa, la esquina izquierda de la cama. El borde de arriba del sillón.

Las sombras quietas de la casa, en donde se perfila una cola, un maullido que no suena.

Un fantasma chiquitito y peludo. Los ronroneos que pudieron haber sido.



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