agosto 17, 2025

Y si fueras tú

Te he esperado sin saberlo,
como una estrella espera el alba,
como un suspiro busca el aire.

Y ahora que estás aquí,
todo se alinea, todo resuena
como si cada instante antes de ti
no hubiera sido más
que un preludio de nosotros.

Anónimo

agosto 09, 2025

junio 13, 2025

He can see through my eyes
he can see the roses blooming through the thorns
he can see the hush of softness in the world
he can see the hidden beauty in the storm 

maybe it's 'cause he's suffered
maybe it's 'cause he's survived
maybe it's 'cause he has loved
maybe it's 'cause he has grown

deep within i know
he understands my silent voice
he stands by, like the cats
gazin' through his green-laked eyes
and deep within i feel
he might be the one who sees
He can see through my eyes


Anna.

mayo 07, 2025

Hay que saber irse,
hay que saber abandonar el barco
sin hundirlo,
hay que saber cerrar la puerta
sin dar un portazo,
saber que a la piedra
no se le responde con más piedra,
que al daño
no se le responde con más daño.

Hay que ser elegante al marcharse,
entender que no hace falta
despedazar el abrazo
que una vez te dio calor.
No hay que romper las cartas
ni las fotos,
no hay que borrar los recuerdos
porque, más que un borrón
y cuenta nueva,
saber irse es una lección
y cuenta nueva.

Hay que saber marcharse,
comprender que las expectativas
son como el humo:
intuyes que surge de un fuego
pero ese fuego no se ve.
Nadie gana en las despedidas
porque ninguna victoria
es más triste
que decir adiós a un hogar.

Hay que saber irse
sin bombardeos,
cerrar la historia
sin destrozar el libro,
seguir caminando
sin mirar hacia atrás
y hay que entender que, muchas veces,
solamente seremos
la forma que escogimos
para decir adiós.




Miguel Gane

abril 30, 2025

En obra (fragmento)

Escribo en el puente entre mis 38 y 39. Paso la línea invisible que hace que mi edad, a fines prácticos, sea 40. Pero ¿qué edad tengo? ¿A qué edad se dan las revelaciones? ¿Cuándo llega la mayoría de la gente a saber quién es? De chico me sentí siempre a gusto con grandes: me respondían con información, me hablaban (a veces) en serio y no se sentían habilitados para agredirme si decía algo extraño. De grande me veo cada vez más como un nene con canas. Mi cuerpo sigue siendo torpe, se siente ajeno en la mayoría de los lugares, dudando en ese espacio de otros. Lo que digo sigue descolocando, ignoro lo que la mayoría da por sentado, digo cosas inesperadas, me entusiasmo "como un chico" por lo más pequeño. A pesar de contar con mi diagnóstico, llego tarde a la vida. Llego a lo que soy cuando para la mayoría ya soy viejo. Tengo más miedos, más conocimientos, precauciones, prudencia, cansancio, criterio, cautela. No tengo la audacia de sentirme nuevo. Llego a la mitad de mi vida sin algo genuino mío. Sin embargo, escribo. Disperso, movido por el mar, buscando sin encontrar mucho, hasta ahora. Tener diagnóstico es empezar a a conocer tu lenguaje, a hacer lo que deseamos. Si antes caminé y toqué terreno flojo, hoy, lo que hago me hace.

En este instante soy más viejo que todos mis músicos favoritos cuando hicieron su mejor disco. No puedo volver el tiempo atrás. Si fui un nene demasiado adulto, si soy un tipo todavía inmaduro para los demás, informo de acá en más que el tiempo no importa. Mi cabeza vivió dos o tres vidas en estos 38 años, reduplicando, multiplicando, perdida en espirales de palabras. Tengo 76, 124, 162 años. Todos, nada, ninguno, mi tiempo  no es su tiempo. en el parpadeo de un rayo armo sistema, entiendo y aparece algo nuevo. Solo ahora sé quién soy. Todavía puedo pensar, cantar, escribir, contar, hacer. Recién arranco. Tengo, digamos, 25.

Y quiero hacer todo.


Agustín Barovero
RARO - Un libro urgente sobre autismo (fragmento)

enero 17, 2025

¿Dónde quedarán los mensajes que no llegaron?
Las palabras no dichas,
esas que pensaba mientras me iba
sabiendo que no podía detenerme,
ya no.
¿Se perderán en el abismo de la mente, sin nunca llegar a destino?
¿Quedarán solamente adentro mío, resonando para siempre?
¿O habrá quizás en el borde una antena que recepcione
los mensajes enviados,
nunca leídos?
Y que el día de tu muerte
te los entregue todos,
como la última broma del universo,
cuando estés del otro lado y ya no puedas responder.
¿Oirás quizá en algún sueño, los gritos en mi cabeza de ese día?
¿Te levantarás de malhumor, acongojado
pensando que sólo fue una pesadilla?


Anna.